El fin de los ERTE augura una pandemia de empresas zombis en España

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El fin de los ERTES provocará una cascada de insolvencias de empresas en los países europeos donde tiene más peso el sector servicios y en especial la hostelería y el turismo, es decir, España, Portugal, Grecia y Chipre. 
 

Superará el 4% de empresas zombi sin recursos en 2022

moroso

Un informe del «think thank» europeo Bruegel advierte en uno de sus últimos informes que estos cuatro países «están especialmente expuestos, con un alto IDRI y significativas cuotas de empresas zombis». El IDRI (en inglés «Internal Disruption Risk Indicator») mide la vulnerabilidad de unregión determinada a la hora de verse afectada por una disrupción de la actividad económica interna

El informe advierte que «más del 4 por ciento de las empresas ya eran zombis en prácticamente todas regiones de España de 2015 a 2019» por lo que es previsible que cuando se agote esta fuente de ayudas públicas en la primavera próxima se producirá una avalancha de quiebras, con las consecuencias que ello tendrá para el sector financiero.

Las restricciones COVID aumentan la probabilidad en empresas hosteleras y turísticas

preocupado

El informe recuerda que «las empresas zombis y los sectores relativamente más afectados por las restricciones de COVID-19 (como los restaurantes afectados por los cierres, por ejemplo) tienen más probabilidades de enfrentarse a una mayor proporción de quiebras a medida que las medidas de apoyo relacionadas con la pandemia se eliminan gradualmente y vuelven las condiciones normales de mercado».

Según el Banco de España, hasta un 18,7% de las empresas españolas podrían estar en situación de insolvencia a finales de año por el impacto económico de la pandemia. 

De acuerdo al peor escenario de los análisis de la institución, una de cada 10 son zombis inviables y la proporción podría llegar al 14% el año que viene.

El caso de Italia es paradigmático puesto que según este informe diseñó los planes de ayudas teniendo en cuenta la productividad de la empresa. En Alemania, «los planes de reducción de la jornada de trabajo se aplicaron sobre todo en s empresas más productivas que tenían un incentivo para utilizar estos esquemas para tratar de mantener su fuerza laboral altamente cualificada». En Francia, la política de ayudas ha sido «neutra» en términos de productividad y no ha alterado el dinamismo de la economía. En general, en los países donde las cosas se han hecho bien algunos análisis citados por Bruegel sugieren que la combinación de las ayudas con la adopción acelerada de las tecnologías digitales durante la pandemia por parte de las empresas impulsará la productividad puesto que las ha obligado a ser más eficientes.